Portada del diario Marca del dia 8 de enero de 1995 |
Corren tiempos en los que cada enfrentamiento con el Barça produce una gran depresión a los madridistas, pero os aseguro que históricamente normalmente fue al revés. No hace muchas temporadas, el Madrid le endosaba una manita a los culés, devolución a la que ellos una temporada antes nos habían infligido en el Nou Camp. Era la temporada 1994-95. El articulo que os dejo a continuación, pertenece al diario El Mundo, y esta escrito por Jesús Alcaide
Real Madrid 5 Barcelona 0 (7 de enero de 1995)
El Real se venga del 5-0 ante un impotente Barcelona
JESUS ALCAIDE
«Algún día devolveré al Real Madrid todo lo que le he quitado». «Quiero arrebatarle al Barcelona la bandera del gusto por el buen fútbol». Palabra de Jorge Valdano. En una noche histórica, un año después de que el Madrid tocara fondo en el Camp Nou, el técnico hispanoargentino comenzó a cumplir promesas y vengar afrentas. Su equipo convocó a la alegría y al espectáculo, sembró la ilusión en un estadio repleto y sediento de gloria y sentó las bases para terminar con la larga dictadura azulgrana.
Soplan vientos de cambio en el fútbol español, se acaba un ciclo y el 5-0 de anoche se convirtió en símbolo de los nuevos tiempos. El Madrid vuela hacia el estrellato y el Barcelona se acoge a la ley inexorable que señala la imposibilidad de que la felicidad sea eterna y la juventud perpetua. Fue bonito mientras duró, pero la etapa de champán y gloria toca a su fin. Llegó la hora de la renovación y los finiquitos.
DOMINIO
El Madrid tomó el poder rápidamente, con decisión, personalidad y convencimiento. Se apropió del balón, lo manejó a su antojo y convirtió a su rival en un triste símbolo de fracaso e impotencia. La altanería y el atrevimiento del Barcelona que marcó estilo durante tantas temporadas quedaron en el olvido. El Bernabéu recibió a un equipo indolente y sin alma, a un ente con plomo en las piernas y con la mente vacía. Todo un manjar para un Madrid ambicioso y aferrado a la idea de recuperar su maltrecho orgullo.
Iván Zamorano, el hombre que volvió de las sombras del fracaso, fue quien mejor supo aprovechar las circunstancias. Su instinto depredador encontró acomodo entre la imposible defensa blaugrana. Sació su apetito con una actuación memorable en la que tuvo tiempo para marcar tres goles, participar en los otros dos, correr hasta la extenuación y presionar sin descanso. El socio de Valdano repartió dividendos con una actuación irreprochable que le valió una justa ovación tras ser sustituido en la segunda parte, cuando el público ya estaba pidiendo el sexto.
Bastaron cinco minutos para marcar las diferencias entre el día y la noche, entre la ambición y el derrotismo. Aún no había traspasado el Barcelona la línea del centro del campo y el Madrid ya dominaba en el marcador. Laudrup, ese chico al que Johan Cruyff, con prepotencia y alarmantes síntomas de ceguera decidió no renovar, fabricó uno de sus pases mágicos e imposibles. Tocó Raúl y el balón llegó a Zamorano. El chileno, casi sin ángulo conectó un violento remate con la izquierda que dobló las manos del heterodoxo Busquets. El Madrid enfilaba el camino hacia la historia.
No reaccionó el Barcelona con este aldabonazo. El Madrid siguió presionando con fe, jugándose la vida en cada balón. Arrinconó en las cuerdas a su enemigo y le golpeó sin descanso ni piedad. Luis Enrique cayó en el área tras una falta de Abelardo que debió convertirse en penalti. La presunta polémica quedó en el olvido tras la posterior demostración de poderío madridista. El desequilibrio abortó la contestación a la labor arbitral.
El Madrid insistió, encontró mil huecos y fabricó espectáculo. Los goles fueron cayendo como fruta madura, producto de un ingenioso fútbol de toque en el que se combinaban la geometría de Milla, el virtuosismo de Laudrup, el elegante sacrificio de Amavisca, el desparpajo de Raúl y la metralleta de Zamorano. El Real ocupó los espacios con sentido, se movió con armonía y ahogó a un rival en el que nadie era capaz de imponer la cordura. Con Eskurza y Amor desterrados junto a la cal, sobre todo el primero, Guardiola y Bakero, teóricos encargados de obstruir la zona creativa del rival, se enzarzaron en mil discusiones, olvidaron su función y abrieron la grieta por la que fue introduciéndose el fantasma de la humillación para su equipo. En el teórico duelo de organizadores, Milla deslumbró y Guardiola desapareció.
Pasados los 20 minutos, el partido quedó resuelto. Busquets fue fiel a sí mismo y ofreció un balón a Amavisca. El cántabro encontró a Zamorano, que se introdujo entre los despistados Koeman y Abelardo. Encaró al portero blaugrana y con un toque de izquierda alojó el balón en la red.
LA LOCURA
El festival estaba ya en marcha. El Madrid, deseoso de vengar recientes humillaciones, martilleó el área rival y las ocasiones se sucedieron. El descarado Raúl tuvo en sus botas el tercero tras una asistencia del generoso Zamorano, pero se topó con Busquets tras un ingenuo remate. Sin embargo, no tardó en llegar el 3-0. Bakero fue el inconsciente instigador al entretenerse en el área cuando tenía a Laudrup junto a él. El danés pescó el balón con habilidad y lo cedió a Zamorano, que fusiló sin contemplaciones y a placer. La goleada ya estaba en camino.
Stoichkov, que no había tocado un balón en todo el encuentro y que se había dedicado a cruzar insultos barriobajeros con los ultras, decidió retirarse de la circulación con una entrada criminal a Quique. Se ganó la tarjeta roja y puso así la última piedra en la senda de la perdición blaugrana.
Cruyff concedió una oportunidad a Romario y Nadal en la segunda parte, tras retirar a Guardiola y Bakero. Pero la suerte ya estaba echada. Su equipo tardó una hora en acercarse a la portería de Buyo y su impericia ofensiva contrastó con la seguridad del bloque defensivo madridista, en el que los centrales Hierro y Sanchis rayaron la perfección y en el que los laterales, el excelso Quique y el voluntarioso Lasa, cumplieron de forma notable.
El número mágico, el cinco que hasta ahora había simbolizado el oprobio madridista, fue tomando forma. Valdano contó con Martín Vázquez y el centrocampista se tomó la revancha de su suplencia con una acción inverosímil que quebró la cintura de Abelardo. Conectó con Zamorano, el poste repelió el balón del chileno y Luis Enrique, el madridista que menos brilló por culpa de la abnegada labor de Sergi, firmó el cuarto al aprovechar el rechace. Un regalo de Zamorano a Amavisca originó el quinto y el Bernabéu, borracho de éxito, pidió más. A los jugadores les bastó. El desastre de enero del 94 en el Camp Nou quedó vengado.
Alineación del Real Madrid: Buyo; Quique Flores, Hierro, Sanchis, Lasa; Luis Enrique, Milla, Laudrup, Amavisca; Raúl y Zamorano. También jugaron: Min.63, Martin Vázquez por Raúl, y minuto 76, Alfonso por Zamorano.
F.C. Barcelona: Busquet; Ferrer, Abelardo, Koeman, Sergi; Guardiola, Bakero, Amor, Hagi; Eskurza y Stoichkov. También jugaron: Min.45, Nadal y Romario por Guardiola y Bakero.
Goles: 1-0. Zamora (5m.), 2-0. Zamorano (21m.), 3-0. Zamorano (39m.), 4-0. Luis Enrique (69m.), 5-0. Amavisca (70m.).
Os dejo un video obtenido en Youtube con el resumen del partido de aquel día.
Antonio Armero Rodríguez
Barca es el mejor del mundo ya ha rompido todos los records de Madrid
ResponderEliminar¿Que record ha "rompido"?. Barça: 4 champions league y 21 ligas. Real Madrid: 9 champions league y 31 ligas.
EliminarLo llevas claro
anomino va fanculo!
ResponderEliminarQue partidazo, enorme Bam Bam Zamorano! Aquí podéis encontrar todos los partidos jugados por el Real Madrid en la temporada 1994-95: http://www.adelanterealmadrid.com/index.php?page=9495
ResponderEliminarHala Madrid!!