.jpg) |
| Bourousis tirando a canasta ante un jugador de Unicaja. Fotografía realmadrid.com |
Tercer partido del play off semifinal de la Liga Endesa ACB disputado en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena. 10 de junio. 22:00 horas. Asistencia: 11.000 espectadores.
En un ambiente sabiamente caldeado por Joan Plaza en los prolegómenos, el Unicaja realizó un gran partido y forzó de manera merecida el cuarto choque de un play off tan emocionante como espectacular. El Madrid fue de más a menos y en cuanto recibió el primer golpe a la mandíbula se vino abajo sin mostrar reacción alguna. El marcador, maquillado en los minutos finales por el orgullo blanco, llegó a ser abrumador en algunos instantes del último periodo. Vázquez y Caner-Medley, con 14 puntos cada uno, fueron los mejores. Sergio Llull fue el mejor de los blancos, con 10 puntos y 6 asistencias.
En realidad, el tercer partido comenzó en la sala de prensa del Palacio de los Deportes el pasado domingo, cuando Joan Plaza y sus muchachos decidieron que la mejor manera de afrontar la derrota (89-87) era echar la culpa a los árbitros y a la "chulería" de Rudy (quien mandó callar a Plaza tras el triple de la discordia con el que el Madrid sentenció el encuentro).
El mensaje lastimero caló entre los aficionados malagueños, ya de por sí muy sensibilizados con los arbitrajes ante los grandes. Pensar que el Madrid ganó el segundo partido por los árbitros, es decir, pensar que es el árbitro el que acierta en un triple con un hombre encima es cuanto menos descabellado, pero lo es más el pensar que Unicaja fue el perjudicado, cuando la acción es clara y meridiana. Como bien explicó la ACB, es el Madrid el que se ve perjudicado al pasar el reloj de 24 a 14 segundos.
En cuando a la acción de Rudy, por supuesto reprobable, no es menos cierto que en cada acción de ataque blanco, Plaza y los suyos gritaban para despistar a los tiradores que estaban cerca de su entorno. Que Rudy no tuvo que hacer el gesto de "hablar" con la mano, eso es seguro, pero que el gesto debió quedar en el campo, también. Hábilmente (jugando al "señorío de la casa" Plaza habló de lo que le interesó, con el altavoz evidente de la prensa malagueña, quien ve la paja en ojo ajeno con mucha facilidad).
Con estos antecedentes lo normal era que el Madrid se encontrara un ambiente hostil. Y así fue. El partido comenzó bronco y el Madrid tuvo que ponerse muy pronto las pilas para no venirse abajo ante la intensidad local (9-9, min. 4). Con un espectacular Darden y la lucha conocida de Llull el Madrid se escapó mínimamente en el marcador al final de los primeros 10 minutos (24-25, min. 10). Los dos equipos estaban muy acertados, tal y como había ocurrido en los dos primeros choques.
En el segundo cuarto, Unicaja siguió con una gran agresividad defensiva y el aro se fue cerrando para el Madrid, cada vez más presionado. Con Reyes dominando las zonas, el Real logró una ventaja de 5 puntos (29-34, min.13) y Plaza (estratega como pocos) puso en marcha la segunda parte de su plan: fingir protestas para forzar una técnica y poner patas abajo al pabellón. Lo consiguió. El público fue determinante en el juego de su equipo y en el arbitraje. Desde entonces, nada fue lo mismo. El Unicaja endosó un parcial de 10-0 con el que amenazó romper el partido (48-40, min. 8).
A pesar de que el Madrid llegó al descanso perdiendo por 5, 50-45 y que Mirotic (perdido todo el partido) anotó un triple nada más comenzar el tercer acto, el Unicaja se desmelenó en el tercer cuarto. Con 5 minutos de tormenta perfecta, hizo al Madrid un parcial de 14-0 (64-48, min. 5). Plaza sonreía desde el banquillo: habría cuarto partido. Porque el Madrid no reaccionó en ningún momento, se dejó pegar y pegar. A Unicaja le salía todo: triples inverosímiles de Suárez (quién lo diría), ganchos de Urtasun, tiros en el último segundo de posesión... de esta manera llegó al último cuarto entre vítores de su entregada afición (75-55, min. 30).
El último cuarto solo sirvió para que el Madrid deambulara por la cancha, como un boxeador sonado. Unicaja siguió haciendo sangre hasta alcanzar la máxima ventaja (24 puntos). Al final, con el maquillaje de rigor, el Madrid fue recortando la desventaja hasta el 88-75 final. Plaza estará ideando la nueva estrategia para el cuarto partido. Por suerte para el Madrid, no se ve factible que utilice el argumento arbitral. El Madrid sigue acusando en demasía la derrota en la Euroliga y no parece muy dispuesto a peleas de este tipo. Pero si hay algo que ha demostrado este año es que sabe competir y levantarse. Unicaja no debería pensar en el quinto partido y en su desembarco en la capital. Porque aún queda un cuarto partido por jugar. Ese puede ser el peor pecado de Unicaja: pensar que ganando el tercero ya ha ganado el cuarto.
Unicaja (24+26+25+13): Granger (12), Toolson (13), Kuzminskas (0) Caner-Medley (14), Vázquez (14)- cinco inicial- Vidal (0), Urtasun (5), Sabonis (0), Suárez (7), Calloway (7), Hettsheimeir (7) y Stimac (7).
Real Madrid (25+20+10+20): Llull (10), Rudy Fernández (7), Darden (11), Mirotic (11), Bourousis (4)- cinco inicial- Carroll (8), Slaughter (9), Reyes (7), Rodríguez (8), Díez (0) y Mejri (0).
Árbitros: Arteaga, Bultó y Perea. Sin eliminados
Gabriel
Soy más blanco que el color blanco y creo que es justo reconocer que no deberíamos ir ganando la serie. Desde la final de la Euroliga, y ya se apuntaba un poco antes de Milán, hemos dado un bajón muy importante. La falta de pivots de nivel, el que Felipe siga siendo nuestra referencia bajo tablero, la lesión de Rudy, que jugó partidos lesionado antes de la Final Four cuando no era necesario forzar ni importaba una derrota en liga, la falta de confianza de Carroll, la dirección sin cabeza especialmente de Llull ... mucha responsabilidad creo que la tiene Laso que, a pesar de haber dotado al equipo de un estilo muy atractivo para el público, no ha sabido, tras el primer año de experiencia, con debacle en la final contra el Olympiacos incluida, dotar al equipo de alternativas tanto en ataque como en defensa para hacer frente a rivales que, o nos ganan en las posiciones interiores, o no nos dejan correr, o simplemente nos montan una zonita que somos incapaces de romper. Los cambios son muchas veces predeterminados o según el jugador que sea, e independiente de que en ese momento esté siendo el mejor, como Darden ayer en el primer cuarto. Con Llull es más condescendiente que con Sergio Rodríguez y tengo la sospecha de que Carroll no es un jugador que le entusiasme especialmente. Luego está el futuro NBA, Mirotic, que ha rendido muy por debajo de su nivel y que, en las grandes citas, se viene abajo. Hay entrenadores con un estilo similar al nuestro, como David Blatt o el mismo Plaza en muchas ocasiones, que tienen más tablas y más capacidad de dirección y reacción ante los planteamientos del rival. Y poco más que decir. Como mínimo necesitamos mejorar muchísimo en defensa, para poder correr con ventaja y sentido. El tema de los pivots es un imposible, aunque el entrenador tampoco ha sabido darles importancia, ya que la mayoría de nuestros ataques en estático terminan, y a veces empiezan, en triples, sin ningún pase extra buscando buenas posiciones en el lado contrario, o jugar el balón dentro para sacarlo fuera ... el ABC del baloncesto que yo he conocido en otra época. No quiero que seamos como el fútbol de Guardiola o de la selección, que parece que sólo es posible jugar bien de un modo y se renuncian a las alternativas que el propio juego también te ofrece, para mejorar y para competir contra rivales de tu mismo nivel o parecido. Independientemente del resultao final de la temporada, hay que replantearse todas estas cosas. Un saludo.
ResponderEliminar